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Análisis de Titanfall 2

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El corazón de la historia de ‘Titanfall 2’ es la relación entre Cooper y BT. 
Sí, hay una gran misión que llevar a cabo. Y sí, esa misión incluye a su vez pequeñas misiones donde vamos a disparar y a hacer otro montón de cosas (de hecho hay muchos menos tiroteos de los que podría parecer a primera vista tratándose de un FPS). Pero lo importante, o al menos lo que Respawn ha querido convertir en el centro de la experiencia, es la conexión existente entre el piloto y su titán.

Y lo cierto es que resulta muy interesante.

En ocasiones el juego obligará a Cooper a ir por un camino mientras BT deberá ir por otro, ya sea por voluntad propia o no; en otras BT nos ayudará a alcanzar según qué zonas a las que sería imposible llegar de otra forma; y evidentemente habrá momentos en los que tendremos que asumir el control del titán para aplastar al enemigo. Y todas estas situaciones funcionan.

Entre otras cosas porque Cooper y BT hablan mucho entre ellos, tanto cuando están juntos como cuando sus caminos toman rutas distintas por la razón que sea. Y aquí Respawn ha decidido introducir unas pequeñas opciones de diálogo a la hora de responder a BT. Digamos que, en estos casos, siempre tendremos dos formas de contestarle: agradablemente, como si fuera un amigo más que una máquina de combate, o de forma más distante.

Son opciones que no afectan de ninguna forma al desarrollo de la historia, simplemente nos ayudan a definir qué tipo de conexión personal decidimos tener con el robot.

En mi caso, por si os interesa, opté por considerar a BT con un buen amigo. Y me gustó mucho el resultado de las conversaciones. De hecho, en algunas de esas ocasiones en las que el juego me obligaba a separarme del robot, echaba en falta la posibilidad de poder iniciar yo mismo una conversación por radio con BT para saber cómo le iba.

Titanfall 2

Aunque antes de jugar a ‘Titanfall 2’ era consciente de que su campaña iba a ofrecer algo más que simples tiroteos uno detrás de otro, lo cierto es que me ha sorprendido muy gratamente todo lo que tiene que ver con el plataformeo y la resolución de puzzles. Hay pocos puzzles, eso es cierto, pero las plataformas sí están presentes en una gran parte del juego.

La razón principal de que todo lo que no sea disparar sea extremadamente satisfactorio la encontramos en el soberbio sistema de control que ha implementado Respawn en esta saga. La facilidad con la que podemos llevar a cabo movimientos realmente locos parece cosa de brujería. Por ejemplo: algunas zonas de plataformeo hay que llevarlas a cabo no sólo ajustando bien los saltos, sino activando mecanismos en el aire para no caer al vacío. Suena desafiante. Y lo es, pero el exquisito sistema de control nos hará saltar del sofá cuando veamos que podemos hacerlo. Y que podemos hacerlo con resultados espectaculares.

‘Titanfall 2’ es un juego rápido, sí, y los enfrentamientos con grandes grupos de enemigos repartidos por amplios mapas pueden convertirse en verdaderos bailes de plomo y belleza si sabemos encadenar sprints por las paredes con la invisibilidad, los flanqueos y los golpes cuerpo a cuerpo. Pero nadie nos obliga a jugar así: los combates también pueden ser planteados de forma más estratégica y pausada. Queda en manos del jugador tomar la decisión. Y cualquiera de los dos enfoques resulta satisfactorio.

En cuanto a los puzzles, no puedo evitar hacer referencia a los que tienen que ver con una anomalía espacio-temporal con la que se topan Cooper y BT. Gracias a un dispositivo especial al que solamente tendremos acceso en una misión concreta, podremos efectuar saltos temporales entre el presente y el pasado para seguir avanzando... 


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