miércoles, 20 de diciembre de 2017

Nintendo Switch

De consola casual a consola modular

     Nintendo nos tiene acostumbrados a no seguir el camino recto y a explorar rutas nada sencillas cuando uno va solo. Ha sido su máxima en los últimos años. Así es Nintendo y precisamente por ello sobrevive.

      La compañía japonesa lo hizo con su portátil 3DS, todo un fenómeno que nadie pudo replicar, y posteriormente con la Nintendo Wii, un revulsivo en la manera de jugar. En ese caso sí que recibió respuesta, tardía pero contundente y mejorada, principalmente por parte de Microsoft con su Kinect.
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        Con la siguiente consola de sobremesa tocaba pasar página y alejarse de la consola casual. Pero la Wii U no le salió bien. En ella pudimos comprobar algunas ideas de alejamiento de la consola de sobremesa tradicional con ese mando con el que jugar sin necesitar otra pantalla. Esa idea es uno de los pilares que muchas marcas y plataformas están explorando: jugar con la potencia de una sobremesa pero con la libertad de hacerlo donde y cuándo queramos.






La pantalla es la consola


        Hablar del diseño de la Nintendo Switch es complicado. Mucho. La realidad es que estamos ante una especie de tablet con corazón Tegra al que se incorporan diferentes elementos, desde mandos laterales a una base, para que inmediatamente sea otra cosa diferente: sobremesa que conectamos a un televisor, portátil o hasta pantalla para jugar en cualquier lado.

       Salvando algunas pegas como la memoria interna, el dificilísimo reto de crear una consola de sobremesa a la vez que portátil le ha salido de cine a Nintendo

       Esa ambición desmesurada por abarcar cualquier campo del juego en la actualidad (menos la VR) les ha quedado realmente bien. Cuando está colocada en su base, la Nintendo Switch aparenta como otra consola de sobremesa pero en formato muy compacto.


La Nintendo Switch como consola portátil

       A falta de ver qué juegos sacan partido del rendimiento de la Nintendo Switch, porque el nuevo Zelda no lo hace, el atractivo hoy en día de la nueva consola de Nintendo es poder llevárnosla con nosotros y seguir jugando como si nada. Al mismo juego y con la misma fluidez que en modo de televisor o sobremesa.

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        Lo hacemos en su pantalla de 6,2 pulgadas y resolución 720p donde el nivel de detalle es suficiente para disfrutar de un juego como Zelda. Solo podríamos objetar, como pasaba con la memoria interna, que no se haya subido el nivel de la misma en cuanto a resolución. Si en teléfonos o tablets tenemos paneles de máxima calidad, no queremos menos en un dispositivo como éste. Pero seguramente el precio contenido no habría sido posible.

Ni portátil ni sobremesa: solo para momentos puntuales


      Un tercer modo de uso de la Switch de Nintendo se da cuando ni la tenemos acoplada con los Joy-Con ni colocada en la base. En esa situación la consola hace las veces de pantalla mientras usamos los mandos de manera externa. Aquí, por el tamaño de la pantalla, no es algo en lo que vayamos a pensar más que en situaciones muy concretas como una partida rápida entre amigos o en el tren. ¿A qué emociona pensar un trayecto en tren jugando a Zelda casi como si estuviéramos en el salón de casa?


Nintendo Switch Review

     En ese modo entra en juego el soporte plegable para la Switch. Aquí Nintendo no se ha esforzado nada y además de ser un elemento endeble y de plástico, no es sencillo de abrir ni admite diferentes inclinaciones, lo que limita la experiencia de juego según la situación.

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